N.:
Ya hace algunos meses que nos separamos, luego de más de 4 años de haber compartido muchísimas cosas juntos. Estábamos creciendo, viviendo una época de cambios en nuestra vida, quizás demasiado vertiginosa, en la cual sentimos la necesidad de separarnos, y crecer cada uno por su cuenta.
En este tiempo la pasé mal a veces, otras veces hice cosas que hace mucho no hacía y había dejado de hacer. Salí mucho con mis amigas, por ejemplo. Creo que se encargaban de cierta manera que no me quede pensando sola en ti y me ponga triste o melancólica. Pero incluso habiéndola pasado mal a veces y triste, creo firmemente que era necesario separarnos un tiempo.
En ese tiempo, cada vez me daba más cuenta lo importante que eras (eres) en mi vida y que te quiero desde la tierra hasta las estrellas. Eres un hombre (si, ya no un niño) extraordinario, inteligente, capaz, divertido, amoroso… y me gustas en todas tus facetas. En este tiempo que no hemos estado juntos, he aprendido a amar esas cosas tuyas que, quizás en algún momento me exasperaron (por qué? No lo sé...yo también he crecido y me he dado cuenta de cosas mías que no me gustaban, y me he esforzado por cambiarlas).
En este tiempo sola, he crecido mucho, he sanado muchas heridas feas que estaban aún expuestas al aire… he botado pesos inútiles que seguía cargando en mi espalda, y que tanto me impedían caminar libremente y crecer, seguir adelante. Creo que eso me ha ayudado a ver las cosas de manera distinta, más simples, sin tanto drama, sin tanta molestia. La vida es tan corta, que no vale la pena complicarse por las puras. Hay que saber perdonar y seguir adelante, sin rencores inútiles.
Vamos a empezar vivir una nueva etapa juntos. No sé cómo será. Me alegro que estemos hablando de nuevo. Y me doy cuenta que estamos distintos, pero que nuestra esencia es la misma. Me da mucha curiosidad cómo será, nuestra nueva amistad. Me da mucha curiosidad y me gusta, sin haberte visto aún. Ya lo sabré cuando te vea nuevamente.
De lo que si estoy segura, es que no quiero que te vayas nunca de mi vida, N. Fuiste mi cómplice, mi mejor amigo, mi amante, mi confidente. Y por lo menos quiero que siempre sigas siendo mi amigo.
No sabes cuánto te aprecio y lo orgullosa que estoy de ti, al verte ahora (bueno, aún no te veo) pero el saber en qué andas, y me satisface y me hace feliz escucharte (o bueno, leerte) tan feliz comenzando tu carrera como periodista (y se que serás un gran periodista).
Veremos qué pasa ahora. Veremos cómo van las cosas. Lo que si, ten presente que te quiero montones de montones.
Te cuento que mi estante ya está quedando bonito. De a pocos. Creo que ahora estoy recogiendo el libro que dice N. en el lomo. Lo quiero desempolvar y ponerlo en un lugar especial.
Un besin con todo mi cariño,
U.