sábado, 21 de abril de 2012

Regresando...

Hace mucho tiempo que no escribía, no sé por qué dejé de hacerlo... Este pequeño espacio era (es) mi pequeño lugar de exorcismo y sin querer, dejé que Satán me poseyera nuevamente.
Muchas cosas han pasado, muchas cosas he aprendido y ahora me encuentro en un momento en el que muchas cosas en mi vida han tenido un desenlace decisivo y otras simplemente siguen su curso...
Así que nada, creo que volveré más seguido a escribir, a plasmar mis pensamientos en estos momentos.
Creo que será interesante ver cómo pensaba, cuando mire atrás en un futuro.
Aim bac.

sábado, 8 de octubre de 2011

Paseo al río

Domingo, 18 de setiembre, 2011

Estoy en mi segunda salida a Wayqecha y me he dado cuenta que no me he dado el tiempo de conocer más trochas que las que implican mi muestreo. Es más, hay un par de ríos cerca (relativamente) y tampoco los conozco! Así que decidimos con D. conocer todo lo que podamos de este lugar.
La idea de hoy era, muestrear tempranito y luego del desayuno salir con P., el cocinero, de paseo hasta el río. El cansancio nos ganó y nos quedamos dormidas hasta las 8am (creo que el espíritu dominguero nos ganó) y bajamos a tomar desayuno. Qué sorpresa encontrar yogurt, huevos fritos y me hice mi cafesito de siempre. Luego de obtener fuerzas, cogimos nuestro box lunch (almuercito en tupper) y caminamos hacia la trocha picaflor para encontrarnos con P.
Trocha mariposa
Una vez que nos encontramos con él, empezamos el camino de bajada hacia el río. Terminando la trocha picaflor, luego por la trocha oso y finalmente por la trocha mariposa. Todo el camino era de bajada; tanto bajamos que antes de llegar al río las piernas ya temblaban de tanto bajar. Por ahí empezó a llover, pero nada, seguimos adelante. Hasta que finalmente llegamos al río Huallpayunca (de Wayqecha al río habremos bajado 700m en línea recta, pero el camino habrá sido de 6km por lo menos). El paisaje valía totalmente la pena, el sonido del agua pasando por las piedras, la llovizna que caía sobre nosotros y sobre el agua de río, todo.


P. cruzó el río (el había ido con botas… nosotras con zapatillas!!!!) y buscamos piedras para poder cruzar por ahí... pero no habían piedras lo suficientemente cerca como para cruzar sin que nuestras zapatillas terminen inundadas... así que la mejor solución que se me ocurrió fue: quitarme zapatillas, medias, remangarme el pantalón y cruzar. UUUUUUiiii el agua estaba suuuper fría, pero zas! Ya estaba del otro lado. P. nos llamaba hasta que llegué donde él estaba y me dijo: Miraa mira! Hay un Quetzal! Saqué los binoculares y a pesar de la lluvia pude distinguir al Golden Headed Quetzal (Pharomachrus auriceps). Hermoso!
Luego de un rato de pasear, decidimos que era hora de regresar. De ninguna manera íbamos a regresar por el mismo lado (ya que el camino sería todo de subida, no había forma de caminar 6km de subida...) entonces subimos por una trocha por el cerro del frente, para salir a la carretera, cerca de Pillahuata.
Estábamos subiendo, subiendo y nos mojábamos el pantalón porque las plantas estaban húmedas por la lluvia. Al principio subíamos parejo, con fuerza, constante... hasta que poco a poco no podíamos con nuestras fuerzas, las piernas estaban cansadas... ya habíamos subido más de 20 minutos y parecía que nunca íbamos a llegar a la carretera.

Luego de la subida, en la
carretera
"¿Cuánto más crees que falte para llegar a la carretera, P.?" "Media hora más, será"- nos contestó. Casi me da un ataque porque no podía más con el cansancio. Por suerte, P. no calcula bien el tiempo, y sólo nos demoramos 10 minutos más, hasta que POR FIN llegamos a la carretera.

Caminamos por la carretera, curvas, y más curvas, pero ya no era una subida empinada, ya más tranquila la cosa. Caminamos, caminamos y llegamos a Pillahuata, donde está la casa de un viejito de 102 años que vive solo, trabajando sus tierras y viviendo de ellas. De vez en cuando va a Wayqecha y come algo por ahí, o va hasta Paucartambo. Recooontra viejito. Me parece increíble que viva solito...

Bueno, entonces llegamos a la curva donde vive el viejito y encontramos una camioneta con guardaparques del Manu, que habían bajado a buscar leña seca (necesitan abrigarse de noche). Por suerte eran amigos de P. y los esperamos un rato y nos jalaron hasta Wayqecha.

Vista desde Wayqecha de la casa del viejito
de 102 años (Pillahuata)

Durante la jalada, nos dimos cuenta tooodo lo que nos faltaba por caminar (por lo menos 10km más), que de hecho los hubiéramos caminado pero hubiéramos llegado muertazos. Creo, sin embargo, que si los hubiéramos tenido que caminar, el quedarnos con las piernas tembleques y el cansancio valían totalmente la pena. Valió la pena la caminata, la mojada, el cansancio. Estas cosas no se ven todos los días, y menos se tiene la oportunidad de poder hacerlo. Y mi recompensa es las imágenes que tengo en mi cabeza, de los lindos paisajes que vi. 

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Me voy de nuevo

Martes 13 de setiembre, 2011

Wayqecha, here I come again. Si si, esta vez ya sin tanta emoción (ya te conozco) pero igual con fuerzas, para terminar el muestreo de la tesis. Si, esta vez mucho menos tiempo pero mejor preparada (películas, series, libros, más provisiones).
Ya se a lo que vengo, ya conozco mis caminos... así que ahora también me dedicaré a conocer lo que pueda, pasear un poquito.
Dos semanitas más y se acaba esta etapa. Así que a aprovecharla al máximo, que a Wayqecha no vuelvo en no se cuánto tiempo más, al menos no pronto.
Wayqecha, here I come again.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Adicción a la adrenalina

Mi visita a F. fue muy relajante, entusiasmante, divertida, futurista. Le conté cómo me había ido en Wayqecha en la primera salida y nos divertimos mucho; había mucho de qué conversar.
Llegamos a muchas conclusiones, algunas salieron de Wayqecha (por más lindo que sea el paisaje, etc., uno necesita su dosis de ciudad. Tanta lindura cansa jaja!) y otras que salieron de otros temas.
En si, de lo que más hablamos fue que la gente en el Perú es drogadicta, no puede con su adicción a la adrenalina.
Y eso por muchos motivos. La mayoría de gente llega tarde a todos lados, por el simple hecho de necesitar estar con el tiempo apretado, para recién apurarse y tomar acción (el rush adrenalínico) pero dando como resultado el llegar tarde.
Muchas mujeres se enamoran del "pendejo", de ese que podría estar sacándole la vuelta con cualquiera... entonces en varias ocasiones del día se pregunta: ¿dónde estará? ¿con quién estará? ¿realmente estará donde dice que está? (rush adrenalínico again). Pero cuando viene un chico bueno, es un "tonto", y ni bola le dan.
En fin, miles de ejemplos como la gente necesita de su dosis de adrenalina, si no, no funciona, o no hace las cosas bien.
Yo no quiero necesitar de ese rush, no quiero ser drogadicta, no quiero sentir la adrenalina para funcionar. Por suerte, me parece que no lo he necesitado, y espero no depender de eso nunca. No necesitar sentir que el tiempo apremia, ni que algo me persigue la mente para funcionar bien. No quiero.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Muchas ideas que implican muchos cambios

En la montaña, con tanta paz (y a veces tanta rutina) empecé a pensar qué sería de mi vida, luego de volver del muestreo de tesis... Obviamente tengo que tomarme mi tiempo para redactarla, analizar datos y etcéteras... pero qué hacer en sí? Chamba fija? Chambas esporádicas? Carajo, qué??!!
Así que se me han ocurrido un par de ideas, que de cierta manera me alejan de la biología, pero me ilusionan mucho... tengo que pensar bien mis siguientes movimientos, pero vamos a ver qué tal. Qué pasa, cómo se irán acomodando las piezas para llevar a cabo mis planes macabros.
Por mientras, el lunes veo de nuevo a F. Tengo muchísimo que contarle, del viaje, de mis planes, de mis ilusiones, mis espectativas, mis miedos.
Creo que todo en la vida toma rumbos inesperados... pero que realmente pasa lo que tiene que pasar, si uno le pone LAS ganas a las cosas.
Entonces, apenas todo esté encaminado, o en camino de encaminarse, les contaré en detalle mis nuevos rumbos, las nuevas direcciones que irá tomando mi vida...
Qué nervios! Qué incertidumbre...! (pero qué ilusión...) 


viernes, 26 de agosto de 2011

Carta a N.

N.:

Ya hace algunos meses que nos separamos, luego de más de 4 años de haber compartido muchísimas cosas juntos. Estábamos creciendo, viviendo una época de cambios en nuestra vida, quizás demasiado vertiginosa, en la cual sentimos la necesidad de separarnos, y crecer cada uno por su cuenta.
En este tiempo la pasé mal a veces, otras veces hice cosas que hace mucho no hacía y había dejado de hacer. Salí mucho con mis amigas, por ejemplo. Creo que se encargaban de cierta manera que no me quede pensando sola en ti y me ponga triste o melancólica. Pero incluso habiéndola pasado mal a veces y triste, creo firmemente que era necesario separarnos un tiempo.
En ese tiempo, cada vez me daba más cuenta lo importante que eras (eres) en mi vida y que te quiero desde la tierra hasta las estrellas. Eres un hombre (si, ya no un niño) extraordinario, inteligente, capaz, divertido, amoroso… y me gustas en todas tus facetas. En este tiempo que no hemos estado juntos, he aprendido a amar esas cosas tuyas que, quizás en algún momento me exasperaron (por qué? No lo sé...yo también he crecido y me he dado cuenta de cosas mías que no me gustaban, y me he esforzado por cambiarlas).
En este tiempo sola, he crecido mucho, he sanado muchas heridas feas que estaban aún expuestas al aire… he botado pesos inútiles que seguía cargando en mi espalda, y que tanto me impedían caminar libremente y crecer, seguir adelante. Creo que eso me ha ayudado a ver las cosas de manera distinta, más simples, sin tanto drama, sin tanta molestia. La vida es tan corta, que no vale la pena complicarse por las puras. Hay que saber perdonar y seguir adelante, sin rencores inútiles.
Vamos a empezar vivir una nueva etapa juntos. No sé cómo será. Me alegro que estemos hablando de nuevo. Y me doy cuenta que estamos distintos, pero que nuestra esencia es la misma. Me da mucha curiosidad cómo será, nuestra nueva amistad. Me da mucha curiosidad y me gusta, sin haberte visto aún. Ya lo sabré cuando te vea nuevamente.
De lo que si estoy segura, es que no quiero que te vayas nunca de mi vida, N. Fuiste mi cómplice, mi mejor amigo, mi amante, mi confidente. Y por lo menos quiero que siempre sigas siendo mi amigo.
No sabes cuánto te aprecio y lo orgullosa que estoy de ti, al verte ahora (bueno, aún no te veo) pero el saber en qué andas, y me satisface y me hace feliz escucharte (o bueno, leerte) tan feliz comenzando tu carrera como periodista (y se que serás un gran periodista).
Veremos qué pasa ahora. Veremos cómo van las cosas. Lo que si, ten presente que te quiero montones de montones.
Te cuento que mi estante ya está quedando bonito. De a pocos. Creo que ahora estoy recogiendo el libro que dice N. en el lomo. Lo quiero desempolvar y ponerlo en un lugar especial.
Un besin con todo mi cariño, 

U.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Feliz cumpleaños, D.!

D.:
Por la correteadera de los preparativos del viaje no pensé en comprarte alguito para tu cumple... la maaaaas monga de todas! Por eso, dentro de mis posibilidades dentro de la montaña, creo que este es el mejor regalo que te puedo hacer C:
Hace tiempo, cuando aún no nos conocíamos y mirabas a todos los que no conoces con cara de culo (tan típica tuya) pensaba: Asu, qué antipática esta chica! Y por ahí, en un intercambio de regalos... zas! Me tocó regalarle a la pesada....
Y nada... desde ese momento, nuestros caminos se fueron juntando cada vez más, llevamos cursos juntas, viajamos... terminamos la universidad juntas, hicimos prácticas juntas en medio de la nada, fuimos tontas juntas (you know what I mean...)
Y ahora, estamos a un paso de irnos de nuestra primera etapa de muestreo de nuestra tesis... Nos tocó vivir esto juntas también, y estoy muy agradecida por eso.
En todo este tiempo te has convertido en más que una amiga para mi... eres mi hermana, D. Y lo serás para toda la vida, porque yo sé que por más que tomemos rumbos diferentes (ya llegará el momento) y estemos en lugares distintos... siempre estaremos unidas y seremos amigas para siempre.
Te quiero millones, D.! Feliz cumpleaños de nuevo, hermana. Que la pases increíble (bueno, ya saliendo de acá nos desquitamos, oh si!)

U.

ps: qué perfección, mañana mismo estaremos en Cusco! Qué mejor regalo que la camioneta que nos va a recoger no? :D




martes, 23 de agosto de 2011

Rutina

Miércoles 3 de agosto, 2011 

Me levanto, me visto, cojo las cosas que necesito y camino por la carretera (hacia Esperanza o hacia Canopy). Veo bandadas, veo aves solas. Desayuno en el camino. Regreso a la estación. Dejo mis cosas, paso datos a la compu, me ducho o lavo mi ropa. Descanso un poco quizás, leo algo, quizás. Almuerzo, sobremesa y café.
Luego, a prepararme de nuevo para salir: Bloqueador, repelente, mochila. Camino hacia el lado contrario de la carretera del que caminé en la mañana. Veo mis bandadas de nuevo. Observo, anoto. Camino de vuelta a la estación. Cojo mi compu y bajo al comedor, con una casaca extra en la mano para más tarde (la temperatura baja mucho por las noches) y la linterna frontal, para subir al cuarto luego en la noche sin sacarme la mierda. Sigo pasando datos, me conecto con el mundo un poco (internet satelital lentaaazo por 3 horas). Dentro de ese lapso de tiempo, ceno también. Además de pasar datos, escribo un poco también. Trato de postear algo, o al menos escribir un poco de las nuevas experiencias (o las cosas que pasan por acá) para postearlas luego. Cargar fotos para el blog demora la vida. Se va la luz (apagan el generador). Recojo mis cosas, subo al cuarto (una chozita de madera), me pongo pijama. Leo un poco más y cuando me empieza a dar sueño, a dormir.

Así veo mis días cuando no hay mucho que ver (cuando veo una o ninguna bandada mixta). Sea como sea, hacer un muestreo suele ser repetitivo (lógicamente, se debe tener una misma metodología todo el tiempo).
Es entonces cuando la rutina te invade, a veces te aplasta un poco. Entonces, para que la rutina no me juegue una mala pasada, estoy convencida (me he convencido con el tiempo, poco a poco) que no hay que perder la capacidad de asombrarse. Hasta con lo más pequeño. Con lo más grande también. Acá en Wayqecha, por ejemplo, el cielo es diferente todo el tiempo. Las nubes no están, y cuando están, a veces lo invaden todo, moviéndose con una rapidez alucinante. Lo cubren todo. Los colores del cielo cambian al amanecer, cuando el sol sale de a pocos, cuando atardece.
Ayer vi a 2 tucanes de montaña, por ejemplo (Andigena hipoglauca). Hermosos. Me hicieron el día jodidamente. Los vi, perchados en un árbol y luego volaron, frente mío.
Simplemente, en el campo o en la ciudad hay que saber dejarse asombrar por las cosas que nos regala la naturaleza, por los gestos de la gente. Nunca dar nada por sentado, porque las cosas en este mundo nunca están por sentado.
Asombrar y dejarse asombrar. Y así, la rutina no será aplastadora.

domingo, 21 de agosto de 2011

Canopy

Siguiendo la carretera hacia arriba, hay una trocha de Wayqecha que cruza con ella. Si uno camina por la trocha hasta el final (unos 40 minutos de caminata aprox. desde la Estación) se encuentra con unas construcciones de metal impresionante entre los árboles. Estas construcciones están ubicadas en el Canopy y están conectadas entre si por puentes colgantes, también de metal y sogas. El primer día que fuimos al Canopy, casi no me atrevo a cruzar los puentes (la altura es impresionante!). Pero una vez que uno se da valor, pasas hasta casi corriendo! Es una sensación increíble tener la vegetación, inmensa e impresionante bajo tus pies. Realmente priceless.





miércoles, 17 de agosto de 2011

Desayuno al lado del camino

Sábado 30 de julio, 2011

Todos los días, D. y yo nos levantamos a las 530am (5 minutitos más pofabooooo!). Nos vestimos, cogemos la mochila, binoculares, cámara y nos vamos a la carretera, a hacer nuestro camino de todos los días. Si encontramos un par de bandadas mixtas, hacemos el recorrido de 2km en hora y media aproximadamente.
Si llegamos a Esperanza, nos sentamos en la colinita, donde hay una puerta de madera que lleva hacia la trocha zorro. Si vamos hacia Canopy, nos sentamos al lado del camino, a mitad de la trocha chotacabra.
Sea donde sea que estemos, nos sentamos un rato. A mirar el paisaje, a conversar de todo, a cagarnos de risa, y, principalmente a tomar desayuno. Sacamos las galletas y/o la fruta que pedimos el día anterior al cocinero y desayunamos, al pie de la carretera o en la trocha.
Y luego de la respectiva “sobremesa”, cogemos nuestras cosas nuevamente y emprendemos el camino de regreso a la Estación. Atentas por si nos encontramos con otra bandada mixta, por supuesto.