El estante de libros se cayó

Al terminar la universidad, un huracán vino a mover todo en mi vida. ¿Dónde carajos haría mis prácticas preprofesionales? (en biología no es tan fácil encontrarlas...) ¿En qué trabajaría? ¿Qué sería de mi nueva vida, -chau estudiante- - hola desempleada- etc. etc. etc.

Todas estas y más preguntas, iban llenando un montículo inmenso bajo la alfombra de "deja los problemas para después".

Para darle de comer aún más al montículo, mi vida personal era como un vaso de cristal sobre una torre de jenga. Sentía que estaba inestable, y que en cualquier momento se haría añicos; mi chico y yo teníamos problemas que también los íbamos metiendo debajo de la alfombra, dándole de comer a este monstruoso montículo debajo de ella. Cada vez éste iba haciéndose más y más grande, hasta que llegó a amenazar la estabilidad del "estante de libros" de mi vida.

En ese momento, el estante se vino abajo. Con libros como: "trabajo", "amor", "estabilidad emocional", "N." entre otros. Todos desbaratados en el suelo, y el estante caído. Yo estaba parada, simplemente los miraba. Los miraba y no hacía nada. Me decía: "Ups, ¡se cayeron!" Y continuaba mirándolos, cruzada de brazos, contemplando el desastre.

Sin embargo, ya llegó la hora de poner manos a la obra. De levantar esos libros, hojearlos y acomodarlos nuevamente en el estante. Por lo pronto ya levanté el estante del suelo (que es un paso muy grande). He tomado conciencia de que hay que arreglar el desorden, levantar esos libros de una buena vez. Y en esas estoy. Todo irá acomodándose, conforme yo vaya recogiendo los libros, uno a uno. Y tomará el tiempo que tenga que tomar. Y continuaré, avanzando, con mi vida, con mis proyectos, con todo. Mirando atrás, para aprender de los errores, pero sin lamentarme nada, sin aferrarme a nada. Simplemente seguir adelante. Lo que venga será lo que tenga que pasar, y lo aceptaré con una sonrisa. Y colocaré nuevos libros en el estante, en MI estante.

Y no debo olvidar, claro está, de siempre pasarle la franela a los lomos de todos los libros que habitan en el estante. Y nada, seguir para adelante. Con la frente en alto, y preparada, dentro de lo posible, para recibir lo que esté por venir.