Los pesos inútiles van cayendo al lado del camino. Y yo camino adelante. Cada vez más ligera.

Fui donde F. el lunes. ¡Qué hora tan liberadora! No creí que podía hablar tan rico y con tanta confianza con F. Bueno, a F. yo ya lo conocía de antes. Desde niña, sabía quién era. Todo vestido de blanco.

Sólo tuve un único encuentro directo con él cuando volví a Perú luego de vivir un año en Alemania. Estaba medio en shock, recuerdo. Y verlo esa vez, fue super bueno. Tranquilizó muchas cosas en mi. (No sé por qué no lo seguí viendo... en fin, todo pasa por algo).

 

Es muy interesante analizar distintas cosas con este ser humano tan especial. Ahora es diferente. Cuando lo visité aquella vez, tenía 21 años. Ahora tengo casi 26. Creo que ya soy una mujer, soy una adulta. De hecho con muchísimo que aprender, pero ya no soy una niña. Y tengo mi percepción del mundo y de las cosas bastante claras, forjadas por mis experiencias hasta ahora.

Me da mucha curiosidad cómo resultaré de esto. Por la disposición con la que voy a ver a F. Porque soy YO la que ha decidido enfrentar todas estas cosas, que iba arrastrando desde hace años y que me hacían caminar más lento, cansándome, haciéndome renegar, frustrándome. Llegó el día en que dije: "Basta". Ya no quiero cargar todos estos cachivaches, que me lastiman tanto. Es tiempo de quitarme esos pesos.

Y es tan real. No me imagino el sobrepeso que aún cargo. Ni me interesa. Lo único que se es que estoy en un proceso de "bajar de peso" cada semana. Y este lunes salí a hacer mis cosas con 5kg. menos (por lo menos!).

Y lo mejor de todo, es que no será una visita de una única vez, como aquella vez cuando tenía 21. Me encontraré con F. hasta que llegue el día que sólo tenga que cargar mi peso. Así será. Ya comencé botando un costal de 5kg. Pásame, pásame otro costal inútil. Lo dejaré al lado, luego de haberlo entendido y despedido como es debido. Y así con cada costal. Hasta encontrarme nuevamente, yo. Yo sin costales. Solo yo con mis pies. Caminando ligera. Con el equipaje necesario.