"El Fierro" venía por nosotros al día siguiente del último día de muestreo. Y era toda una experiencia subirse en el! Primero, debíamos tener nuestras cosas a la mano, y si eran livianas, cogerlas firmemente, ya que podían salir volando por la fuerza del aire empujado por el helicóptero.
Luego, cuando nos daban la indicación y la hélice hubiera bajado las revoluciones, subir, por la parte delantera, de manera que el piloto nos viera.
| Toco-toco view. |
Y una vez arriba, el fierro despegaba, y nos íbamos separando del suelo. Una sensación indescriptible, uno se siente un poco soldado. Con la adrenalina a full. Para luego observar todos los árboles majestuosos, desde arriba. Como una alfombra verde gigantesca, con pintas amarillas, por ahí rojas. De árboles distintos. Con ríos serpenteantes que se abren camino entre ellos.Una visión totalmente quita-aliento.
Ya luego de la primera vez, la emoción no era tantísima, pero igual era bonito subir al fierro. De cierta manera sentía como si nos rescataran del punto de muestreo. Sentía que no nos tenían olvidados.
El toco-toco, sin embargo, viene a recogerte, dependiendo del clima. Si llueve, o si el cielo está oscuro, olvídate. Te quedas esperando un día más. Con las cosas empacadas, sólo tienes tu carpa y tu mochila con las cosas más importantes. Lo más que tuvimos que esperar fueron 5 días. 5 DÍAS!!! (experiencia que contaré en otro post, lo amerita...)
Pero bueno. El toco-toco era nuestro taxi en la selva. Nuestro transporte de punto a punto. Nuestra visión de la selva desde un punto increíblemente privilegiado.
Uno se siente especial de tener la oportunidad de ver toda la majestuosidad de la selva desde el cielo. Porque es una visión completamente diferente. Se percibe la magia de la selva desde otra perspectiva. Y es una magia distinta. Hermosa.
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